viernes, 11 de febrero de 2011

Cierra los ojos. Respira. Apunta. Dispara.

En días como hoy son en los que me doy cuenta de que eres la persona más importante, influyente y hermosa que tengo en vida. 
Eres la espina de la rosa; el aroma de la sangre; el pecado del mortal; el deseo de lo carnal; mi niña especial...
Y cada letra, cada coma, cada espacio... Todo te pertenece. Porque eres todo.





¿Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios
y déjale después.

¿Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho, y mañana
digámonos: ¡Adiós!

Rima LVIII, Gustavo Adolfo Bécquer

1 Visiones distintas:

Anónimo dijo...

Linda entrada :) animo y fuerza.
Besos

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Cada cual su historia, cada historia un mundo, cada mundo una persona.