miércoles, 7 de enero de 2009

Poema de Miriam Rodriguez

Sueños perdidos entre ojos de cristal, puro cristal negro,
ansias de salir de esta caja y correr lejos,
deseo que mi piel no se resquebraje al pasar el viento.
Cubierta de polvo, abandonada en un rincón del trastero
sin ventanas por las que contemplar el cielo,
espero con dolor que un día caigan lágrimas de mis ojos
por amor,
para poder sentir el tacto de la vida.

Echo de menos la luz sobre mis pestañas,
anhelo las visiones que ante mi cristal se reflejaban.
Un pobre anciano pintó mi sonrisa,
sin darse cuenta de que mi corazón lloraba.
Recuerdo aquel tiempo, cuando permanecía sentada en el escaparate
de una vieja tienda de antigüedades,
cuando todos me miraban
y esperaban con ansia tenerme entre sus brazos,
pero aquel tiempo se ha desvanecido en la nada.

Mi pobre dueño necesitaba dinero,
necesitaba vivir su vida
lejos de las muñecas que él mismo construía,
Me compró un niño, yo creía que me cuidaría,
pero creí mal, mis dudas pronto se disiparían...

Mucho tiempo estuvo admirándome,
tocando mi piel pálida y fría,
pero al pasar las noches, cada segundo escuchaba voces,
mi pobre niño se volvió loco,
las voces acabaron con su vida
y a mí me abandonaron para olvidar su recuerdo.

Mi sonrisa se borró
pero mis lágrimas no brotaron,
no dejó de existir la tristeza en mí,
pero sigo soñando con que un día
venga otro niño con mirada perdida y me rescate de mi triste vida.

0 Visiones distintas:

Publicar un comentario

Cada cual su historia, cada historia un mundo, cada mundo una persona.